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viernes, 3 de octubre de 2014

cinética

Y en el extravío celeste
de las mañanas de estío 
las briznas de sus pestañas
desafiaban a los azahares,
y pudo adivinar 
que la luz del sol
iluminaba allí
donde
el elixir la extinguía,
perpetuaba tibiezas
que nacían y renacían
bajo las sábanas sinuosas,
que yacían los jazmines
aguardando la brisa,
que todo era quieto y cinético
a la vez.


(Se entibiaba la paz
del amanecer
y yo perpetuaba el néctar de tu boca
respirándome en la espalda)


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada palabra que le robás a esta estática realidad me enamora más y más. No es solo tu talento, no es solo tu belleza, ni tu juventud eterna, es tu aura, es palpable, es de amor.

Ludmila dijo...

y vos sos muy hermoso, y mi amor es todo tuyo.

HS dijo...

La poesía nos explica más cosas que la ciencia.
Nos lleva de viaje a un mundo que nos reconstruye.
Las piezas desparramadas de un mundo destruído por los discursos se ordenan y armonizan con tu labor.
Sos obrera de mi sonrisa.

Ludmila dijo...

muchas gracias querido amigo! brindis por la belleza de las letras y la magia de los días :)