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sábado, 24 de enero de 2015

canción de mayo

mientras espero la gran vía
me cobijo con tu cara
aplastada contra la mía

(el viejo mundo camina
y yo lo aguardo con tu boca
empapada de la mía)

mientras contamos los días
hasta el campo de frutillas
volamos con la brisa
enmarañada de la prisa

(el viejo mundo rechina
la receta es tu mano
enlazada con la mía)

mientras los días llegan
las horas pasan
el otoño que será primavera
se agazapa
al reverso de la mañana
y de la brizna
giramos como los girasoles
del campo de la alquimia

(la vida vagabunda
es tu vida
amparada con la mía)





sábado, 10 de enero de 2015

el reino que habitabas (oda a nuestro primer refugio)

                                                                                                      por Juan y Lumi

tacos, volantes, maletines y turistas
trajín, velocidad, smog,
porquería urbana amarillista
todos se aglomeran en los baches del absurdo,
en la burbuja de angustia que serpentea sus cabezas
también yo dibujé mis pasos allí,
enajenada en mi norte vagabundo
en tu lejana cercanía
en la incredulidad de sembrar recuerdos
en ese asfalto infértil
Pero el mundo estaba bajo tu techo
(y había más)
siento que estoy en New York
(como si New York fuera algo mejor)
pero en verdad es Callao,
 y la luna dejó de rodar
subió al séptimo balcón,
y esperó, paciente,
(armándose uno)
Y llegó,
la paz llegó en septiembre,
y yo llegué en mil diluvios
envuelta en un cúmulo de risa
y me arrojé a tus brazos que me esperaban con mil melodías,
el cielo era nuestro
 los rayos dibujaban garabatos en el aire
me invitaste a ver la tierra girar,
y su influjo poderoso nos cobijó en una cama sin sábanas
el octavo cielo fue nuestro
el universo entró por el balcón,
teníamos frío y nos tapamos con el otro
igual que ahora, nos besamos hasta dormirnos
y desperté, y tu casa era mi casa,
recién la conocía y ya era mía
antes de vernos habíamos decretado mudarnos juntos de inmediato,
por eso el primer día llegué con ropa
y vos me diste la llave del reino que habitabas,
como un rey en un bálsamo
en medio de la velocidad y de los que no tienen cara,
de los que no tienen sol
mientras, el resto de la humanidad se debatía incrédula y recelosa
nos miraba y murmuraba,
y con un gesto burlón le sacamos la lengua a la cautela
tu casa, mi casa
vimos a los pájaros de ciudad escapar hacia el mar
y recorrimos Callao a besos y a gritos,
transportados y febriles
anduvimos bazares, ferias y subterfugios del olvido
cocinamos y danzamos,
dimos vida y alucinamos
todo junto en ese séptimo refugio insolado,
abandonado a los mambos del mundo y a las cuentas de teléfono
prendimos un sahumerio, conseguimos una mesa
 y para siempre,
tu casa fue mi casa.
Callao es eso,
es tu piano y mi arrebato
la insolencia y el desacato,
es el amor enamorado,
es el alma envuelta en la brisa
fue encontrarte,  y tu sonrisa.
Y un día,
 tocándole pandereta a la vida
expandimos la mente hacia el azul
y escapamos

(wherever we are together,

that is home) 


miércoles, 7 de enero de 2015

jardines del Edén

                                                                                            Para Juan, y sus canciones
Y sin saberlo
(o sabiéndolo y fingiéndolo)
pulsando la cuerda de la nocturnidad diezmada
conteniendo en el caos blasfemo
el caer de una mirada,
aletea una mariposa y llueve en París
se derraman los días, se evapora el anís
arde el atardecer
en una línea transparente y lejana,
entre alondras y jardines del Edén
se sacude la mañana.

El hombre es uno
en armonía con millones de hombres,
con millones de estrellas
con montones de nombres
que le dan propiedad a sus certezas
Como llamas diminutas de lo absoluto
es agua, madera y carbón
es papel y cartón
es hoja y es bosque,
es nudo y desenrosque
es noche embriagada de sol
es universo,
y es canción





martes, 6 de enero de 2015

al enfermo imaginario

hipocondria reinacórnea hiperformea
de todas las palabras y de todos los dolores
de cientos de migrañas y aún cientos de colores
que la linfa que no es ninfa
de ningún mar ni de amar reinante
aparezca con un recalcitrante taladreo que lo acusa
que la diosa certeza del imperio de la astucia
subrrelea las minucias del dolor encaprichado
que la tertulia de la tarde ociosa y plana
como alada inmaculada en un rincón de la cabeza
se decida a penetrar el reino del olvido
y la parcimonia andante del sufrido
cese su sufriente dolor,
que me oxido