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miércoles, 12 de noviembre de 2014

él estaba fumando

en un obsoleto caos
de rastreros menjunjes
de alquímicos rejuntes
que otros llaman existencia,
ojos con musgo
labios sin gusto
barajan y revuelven el engendro acústico
voces que llaman a ninguna parte
subterránea velocidad metálica
se sumerge en la veloz agonía
un cielo que se muere
susto de fantasmagoría
una tarde fría
sobrevivir ingenuo es arte

él estaba mirando
como se suspenden las hojas
de un jardín colgante
(silvestre tentempié del smog amarillista)
los micromundos pedían su atención a gritos
(curioso devenir del atardecer fotosensible)
chupaban sus melodías
(la metamorfosis del colibrí en anilina)
él estaba fumando
(se ve tan bien así, fumándose)
se hacía de noche, y nadie lo notaba.
solamente él,
que miraba la tierra girar

el péndulo del momento justo
afinó la cuerda
ajustició el pulso
una mañana de diluvio clandestino
el aguacero de los días que siguieron
que me arrastraron a su cometa

y lo encontré,
y me invitó,
y volamos

2 comentarios:

JuanMartín dijo...

Y Ella en la antesala

El colibrí disoluto en el limbo
Ha dado quinientas vueltas ya, no encontró el elogio a su amor
era todo obsoleto caos, era todo smog amarillista.

El colibrí ya no es tal, incluso su presencia
se ha vuelto respiro del que espera
encandilado por la ausencia que ignora,
y lo vuelve polvo lánguido.
Ella, en la antesala, lo consuela batiendo nubes de lluvia,
lluvia de siglos,
amor pariente de la humanidad.

Aceptó la invitación y coqueteó con lo inmortal
Voló en profundo silencio despertando a toda la ciudad.

Ludmila dijo...

la hermosura de tu existencia rebalsa mi capacidad de agradecerle al universo el tenerte. Te amo