Quedan reservados todos los derechos bajo la ley de Propiedad Intelectual Nro. 11.723. Queda totalmente prohibida su reproducción, duplicación y/o difusión total o parcial sin previa autorización de la autora.

viernes, 5 de diciembre de 2014

verde botella

Resina dorada,
soleada, limonada
mermelada de cobre
virutas de durazno maduro
que emerge de las entrañas
de arboles dormidos,
añejos,
hondos.

Sus arrugas,
surcos profundos de madera y musgo,
tienen preso
al tiempo
al pasado
llevan adentro los días gastados
mis noches violetas de luna lejana  
y chica como un cenicero.

Su sollozo es tan profundo
que los pájaros
vuelan como si el viento los suspendiera
con hilos de cristal,
llevan nudos hechos de nubes
 y de polvo
enganchados de las alas,
que los sostienen al cielo
para que no se caigan.

Imperceptiblemente
en su danzar andariego y curvilíneo
chorrean a su paso
lágrimas de miel de las reinas voluptuosas,
que le llevaban de regalo a las hadas
y bajaron a tomar aire.

Caída
L
I
B
R
E
 desde el cielo,
alborotadamente libre
desparramada, atolondrada, despreocupada
mente
libre

Se escurren por las moradas
diminutas de los duendes
(verdaderos dueños de los bosques)

Encantadamente
escondida entre
flores malva
y pétalos de humo
 hongos gigantes
verdes botella de ecos oriundos
 barbas cenicientas que caen desde
el suelo
 que me llaman a treparlas y colgarme de sus lianas

no hago más que
callarme
inhalar ese estruendoso ruido a nada
y saborear el eco del horizonte cuando grita
y se desgarra.

Andar liviano,
mi sombra espesa se confunde
con el misterio del silencio
que me envolvió aquella noche.

1 comentario:

Héctor Daniel Pérez dijo...

Mucha belleza y un cúmulo de imagenes que restañan tristezas, rabias, miedos ... y sacan un suspiro, como un conejo de la chistera de un mago